Razones para dejar de beber
Existen muchas razones para dejar de beber. Cambios de humor, poca motivación, mareos, dolor de estómago, etc. El alcohol tarde o temprano siempre pasa factura a la persona que lo consume. Una conducta irresponsable con la bebida puede llegar hasta las peores consecuencias, empezando por poner en riesgo la salud del individuo. La adicción al alcohol no sólo es una enfermedad, sino que perjudica muy seriamente el organismo y la mente del bebedor, llegando a convertir su vida en un infierno.
La dependencia al alcohol transforma las nociones que tiene la persona sobre la realidad y su capacidad de tomar decisiones. Como consecuencia, antepone su ansia por beber alcohol y adopta una conducta antisocial cortando sus lazos con todas las personas que le rodean. Si la persona dependiente quiere recuperar una vida normal debe ser consciente de todos los efectos del alcohol y cómo afectan a su personalidad para poder enfrentarse a ello. Algunas razones para dejar de beber son:
- No sufrir cambios emocionales constantes. Cuando se pasan los efectos del alcohol, la persona se sume en un estado de depresión profundo
- Evitar la destrucción de la sensación de libertad, la motivación y el carácter emprendedor. La persona dependiente pierde la confianza y su capacidad de actuar ante cualquier situación ordinaria
- Mejorar de la economía doméstica. Frecuentemente el bebedor gasta todos los ahorros familiares para consumir alcohol llegando incluso a pedir dinero prestado
- Poner freno a la degradación de la salud. Con la bebida, se deja de lado el cuidado personal y la estética, y llegan los cambios corporales y las enfermedades
- Recuperar lazos rotos. A menudo, con la adicción a la bebida se pierden compañeros, amigos y otras personas que no quieren verse envueltas en la situación
Cuándo dejar de beber alcohol
Para una persona adicta, ser consciente de que el alcohol se ha convertido en un problema es dar un gran paso. Tanto si lo ha hecho por sí mismo como si lo ha hecho con ayuda, se trata de la primera fase antes de tomar una decisión que cambie su vida. En su mente, se debate la idea de si quiere seguir bebiendo o si quiere rehabilitarse del alcohol. Esta segunda etapa es quizás la más difícil, ya que por negativa o por miedo al cambio podría volver a aceptar su condición de alcohólico y retroceder en la toma de decisiones.
Por ello, tanto el individuo como las personas que le apoyan deben prestar atención a los síntomas de la adicción. Deben fijarse en las señales que van apareciendo con la dependencia al alcohol y ser conscientes de cuándo es el mejor momento para dejar de beber e iniciar un proceso de rehabilitación. Para ello, es importante realizar un marco mental con las posibles razones para dejar de beber, ejercicio que ayudará en su recuperación. Algunos ejemplos de estas situaciones de cambio suceden cuando:
- Existe deterioro corporal, dejadez de la imagen y empeoramiento de la salud
- Sufre cambios emocionales repentinos hacia la negatividad y la pérdida de confianza
- Padece cada vez de más dolores en el organismo, trastornos y cambios en la piel
- Empeoran las facultades cognitivas como la memoria, la paciencia, el autocontrol y la perspicacia
- Debe infundirse confianza a si mismo para reafirmar su adicción
- Genera problemas legales con la sociedad y las autoridades, como peleas y detenciones
- Piensa sólo en beber alcohol renunciando a cualquier otro tipo de actividad
Cómo dejar el alcohol sin ayuda
Abandonar el alcohol siempre es difícil y se trata de un gran paso hacia una vida mejor. El adicto puede tratar de iniciar el proceso de rehabilitación por su cuenta o con ayuda. Aunque no hay nada imposible, dejar la bebida sin apoyo y sin ayuda se le puede hacer cuesta arriba por su grado de complejidad. Deberá hacer frente a sus altibajos emocionales, a las pérdidas temporales de confianza, al miedo, etc. Por ello, es habitual que una persona no quiera afrontar sola una situación tan complicada.
En cualquier caso, debe ser el adicto quien tome la decisión de rehabilitarse del alcohol y tenga la confianza para dejarlo permanentemente. Para ello, a través de un plan debe respetar una serie de normas y nuevos hábitos que le permitan abandonar el consumo de la bebida progresivamente sin tener una recaída. Algunas de estas pautas son:
- Realizar una lista con las ventajas y desventajas de dejar de beber
- Pensar cómo afrontar una situación sin beber en la que antes se consumía alcohol
- Evitar los lugares, situaciones y personas que recuerden a los actos de consumo
- Si alguien le ofrece alcohol, debe decir que no
- Hacer más vida social y planes en sitios donde no haya la presencia de alcohol
- Tratar de beber una cantidad de alcohol menor cada día hasta llegar a cero
- Vaciar el hogar de todas las bebidas alcohólicas que haya para aliviar la necesidad
- Cuando aparezca la necesidad de beber, elaborar un plan que permita sustituir el ansia por otra actividad
- Seguir el plan de desintoxicación del alcohol que se haya trazado, pero sin forzarse
- Agradecer el apoyo voluntario de los demás si ofrecen su ayuda
- En caso que decida rendirse o no poder afrontar la situación solo, acudir a los contactos más cercanos, grupos de ayuda o pedir información a centros de rehabilitación del alcohol
Dejar alcohol de golpe
Cuando una persona intenta dejar el alcohol rápidamente tiene más probabilidades de sufrir una recaída. Es entonces cuando vuelve a la bebida con más intensidad y la rehabilitación se hace más difícil. Para dejar el alcohol de forma segura es siempre recomendable trazar un plan que permita reducir el consumo poco a poco. Pedir ayuda a familiares, grupos de apoyo y centros de desintoxicación es un factor complementario que puede facilitar la situación.
Otro de los riesgos que sufre el adicto al alcohol cuando tiene un grado de dependencia muy elevado o cuando intenta una rehabilitación rápidamente es el Síndrome de abstinencia. Se trata de un trastorno producido como efecto secundario de esta sustancia que impide que la persona pueda dejar el alcohol. La abstinencia se manifiesta creando síntomas físicos y psicológicos que alteran su conducta y aumentan su necesidad de volver a consumir.
En casos leves provoca irritaciones de piel, dolores estomacales, mareos, cambios de humor y poca motivación. Cuando se trata de casos más extremos puede llegar a generar consecuencias muy graves para su salud e incluso enfermedades terminales.
Algunos síntomas físicos de dejar el alcohol de golpe son:
- Sudoración
- Pupilas dilatadas
- Dolores de cabeza
- Insomnio
- Pérdida del apetito
- Náuseas y vómitos
- Aumento de las pulsaciones
- Palidez de la piel
- Temblores musculares
En la mente, cuando se deja el alcohol rápidamente se producen:
- Episodios de ansiedad
- Depresiones
- Fatiga constante
- Irritabilidad elevada
- Cambios emocionales repentinos
- Pesadillas
- Dificultad para pensar claramente