Efectos de los porros en la conducta

Tanto el consumo como la adicción al cannabis genera una serie de síntomas en la persona que afectan a su organismo y salud general. Concretamente, existen algunos efectos de los porros que inciden directamente en su cerebro que acaban afectando a su personalidad. Aunque la cantidad de síntomas y su intensidad varían según el individuo, los efectos producidos sobre su mente aumentan con el consumo de cannabis permanente o reiterado a lo largo del tiempo.

Efectos de los porros en la personalidad

De este modo, el fumar porros frecuentemente modifica la actividad cerebral de la persona produciendo cambios significativos tanto en su conducta como en su personalidad. Estos cambios pueden llegar a ser permanentes, y, como resultado, ésta altera su estilo de vida. La persona adicta acaba por priorizar el consumo de cannabis antes que la realización de cualquier actividad. Por otra parte, los efectos producidos por los porros también añaden otras características que limitan y/o perjudican su potencial y su forma de ser.

Algunos de los efectos de los porros que pueden afectar a la personalidad son:

  • Menos motivación: La persona se siente con menos ganas de realizar cualquier actividad. Fumar porros le hace entrar en un estado de serenidad y placidez que no permite que pueda tener iniciativa. En consecuencia, su conducta no se altera por cualquier cosa que despierte su interés.
  • Reducción energética: Al estar en un estado de total relajación, las pulsaciones del individuo se reducen, y con ello, está menos capacitado para hacer vida normal o realizar actividades dinámicas.
  • Episodios de psicosis: Fumar demasiada marihuana puede favorecer la aparición de brotes psicóticos, que, a su vez, pueden verse incrementados si la persona padece de alguna enfermedad mental.
  • Cambios emocionales: Una persona adicta a fumar porros verá reforzado su vínculo de dependencia con la droga en el momento en que deja su consumo. Durante estos períodos de tiempo pueden sucederse varios cambios emocionales hacia la negatividad debido a no estar consumiendo. Tales como ansiedad, depresión, mal humor, etc.
  • Alteración del sueño: El consumo de cannabis incide directamente en la calidad del sueño. Por una parte, impide que la persona pueda descansar correctamente reduciendo el tiempo y las horas de sueño profundo. Por otra parte, las pesadillas y alucinaciones pueden ser un fenómeno frecuente determinado por su personalidad y la cantidad de consumo habitual.
  • Disminución de la libido: Debido a que fumar porros sumerge al individuo en un estado de placidez y tranquilidad, la mente se ve menos propensa a sentir emociones excitantes. Por ello, sus necesidades sexuales quedan reducidas por la falta de motivación.
  • Degradación de las facultades cognitivas: Consumir cannabis de forma prolongada en el tiempo puede acabar mermando la conexión de la red neuronal. De esta manera, se consigue que haya menos células cerebrales activas y que las restantes tengan que aumentar su potencial. En consecuencia, capacidades como la memoria o la concentración se ven disminuidas por la falta de actividad cerebral.
  • Trastornos esquizofrénicos: En ocasiones, unos altos niveles de estrés acompañados de estados de ánimo negativos pueden facilitar la aparición de un trastorno esquizofrénico. Estos hechos se deben en parte a un alto grado de consumo de cannabis continuado en el tiempo, y el factor genético de la persona que puede determinar un comportamiento obsesivo compulsivo.

Síndrome amotivacional de la marihuana

El síndrome amotivacional de la marihuana es un efecto secundario de esta droga que se produce al ingerir altas dosis de esta sustancia, y/o por fumar porros de forma continuada en el tiempo. Las personas que padecen de esta dolencia están afectadas por el hábito de tomar cannabis de forma recurrente o porque han acabado convirtiéndose en adictos a la marihuana.

El trastorno amotivacional tiene un parecido muy similar a la depresión, ya que produce unos síntomas similares en la actitud de la persona afectada. Al padecerlo, el individuo pierde completamente la motivación y le invade una sensación de apatía que no le permite entrar en contacto ni con sus emociones ni con las de los demás.

El síndrome amotivacional se desarrolla de forma distinta en cada persona. No obstante, se lleva a cabo en la parte frontal del cerebro y varía su grado de intensidad en función de la capacidad de socialización, la motivación y la capacidad de razonamiento propios. Algunas de las causas con las que puede llegar a producirse este trastorno son:

  • Tomar marihuana de forma habitual
  • Consumir sustancias que proporcionen una gratificación instantánea
  • Factores comportamentales del individuo

En cuanto a las consecuencias que puede producir el síndrome amotivacional de la marihuana en la vida de la persona, se han llegado a catalogar varios hechos de afectación a largo plazo. A pesar de ello, dependen en gran medida de la relación que mantenga el individuo con esta droga y de su conducta habitual. Las consecuencias más comunes que pueden llegar a desarrollarse son:

  • Carácter apático generalizado
  • Pérdida de ambición. La persona se ve incapaz de marcarse objetivos y metas vitales
  • Pasividad constante con el entorno inmediato
  • Conformismo y actitud perezosa
  • Olvido de los ideales y los principios morales
  • Incapacidad para conectar con las emociones
  • Aislamiento social
  • Introversión progresiva
  • Episodios de tristeza aleatoria
  • Imposibilidad de mostrar y/o sentir afecto
  • Degradación de la capacidad para relacionarse socialmente
  • Reducción de la calidad de las facultades cognitivas
  • Abandono de la higiene personal
  • Dificultad para tener relaciones sexuales

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