Compartir en redes sociales se ha convertido en una parte fundamental de la vida moderna, y la adicción a la dopamina juega un papel importante en este comportamiento. La dopamina es un neurotransmisor que se libera en el cerebro cuando experimentamos placer o recompensa. Recibir likes, comentarios o interacciones en redes sociales, provoca que nuestro cerebro libere dopamina, lo que nos hace sentir bien.

¿Cómo funciona la dopamina en las adicciones?

En muchos casos, la adicción se asocia únicamente a sustancias como las drogas o el alcohol, pero algunas personas se preguntan si es posible generar adicción a compuestos generados por nuestro propio cuerpo, como es el caso de neurotransmisores u hormonas.

Sería el caso de la dopamina, neurotransmisor con un papel fundamental en el sistema de recompensa. Aparece cuando experimentamos algo placentero o gratificante: cuando comemos algo delicioso, cuando tenemos sexo, después de hacer ejercicio y, aún más específico, cuando tenemos interacciones sociales exitosas, por ejemplo.

La dopamina nos recompensa por comportamientos beneficiosos y nos motiva puesto que se libera en el cerebro y activa el sistema de recompensa en nuestro cuerpo.

Además de dar placer y reforzar los comportamientos asociados con la obtención de recompensas, la dopamina también crea una sensación de motivación y refuerzo positivo, que incentiva a repetir los comportamientos que nos hacen sentir bien, y, por tanto, puede llevar a desarrollar comportamientos adictivos.

¿Ayuno de dopamina contra los excesos de placer inmediato?

Se empieza a hablar del “ayuno de dopamina” como respuesta al exceso de placeres inmediatos, la mayoría de ellos vinculados a la interacción con internet y las redes sociales, pero también a los contactos sociales o incluso al exceso de satisfacciones a nivel gastronómico.

Mantener niveles de dopamina altos permanentemente tiene efectos contraproducentes y gracias a este ayuno de dopamina, supuestamente, se podría equilibrar el organismo. Sin embargo, hay que tener en cuenta que niveles bajos de dopamina pueden resultar en baja motivación.

Para llevarlo a cabo, se reduce al máximo el placer instantáneo que producen algunos actos, desde las redes sociales a la música o cualquier contenido audiovisual que proporciona ese tipo de placeres. Sin embargo, esa vía parece complicada en la práctica.

Nuestro sistema nervioso se encarga de regular la dopamina de forma natural y podemos ayudar a mantener equilibrados los niveles y contar con energía y motivación en nuestro día a día siguiendo algunas recomendaciones.

Recomendaciones para mantener los niveles de dopamina equilibrados

  • Comer proteína suficiente. Si no incluimos suficientes proteínas en nuestra dieta, la dopamina se agota. Por ello, nuestro organismo la fabrica, sobre todo, a partir de un aminoácido esencial, que obtiene principalmente de alimentos ricos en proteínas como los huevos, lácteos, carne, soja y legumbres
  • Ejercicio físico. Existen algunos experimentos en los que se ha demostrado que aquellas personas que hacían yoga, al practicar este ejercicio aumentaban sus niveles de dopamina.
  • Escuchar música. Esta acción puede aumentar la actividad de las dopaminas en el cerebro, más concretamente cuando nos emociona. Además, también ayudan a procesar otras emociones como miedo, tristeza, resentimiento o dolor.
  • Dormir las horas suficientes. La falta de sueño afecta a la dopamina en el cerebro, afectando a la concentración, y a la coordinación durante el día.

A pesar de que se desconoce si el ayuno de dopamina funciona, existen estudios científicos recientes que siguen investigando las consecuencias del exceso de dopamina, producto del estrés, el abuso de drogas o fármacos, la falta de sueño, el abuso de determinados alimentos o la propia genética.

La dopamina y las redes sociales

Cuando recibimos una notificación o un «me gusta» en alguna de nuestras publicaciones de redes sociales, automáticamente nuestro cerebro, tal y como hemos mencionado anteriormente, libera dopamina, lo que nos hace sentir bien, y es esta sensación de recompensa lo que nos motiva a seguir usando las redes sociales en busca de más interacciones, creando así un círculo vicioso de gratificación instantánea.

Dado el rápido ritmo del mundo de las redes sociales, las vías de recompensa en nuestro cerebro cambian y existe una creciente demanda de atención, lo que consolida un circuito que generará en algunos casos una conducta adictiva en relación a las pantallas, las nuevas tecnologías o la red social correspondiente.

Cuando actualizamos nuestro perfil en redes sociales, esperamos recibir una gratificación instantánea. Sin embargo, qué sucede en nuestro cerebro cuando no recibimos ningún “me gusta”, un mensaje directo o cualquier tipo de «recompensa». Los  adolescentes, acostumbran a asociar la atención que reciben en línea con la popularidad y aceptación, y, en consecuencia, la falta de atención en las redes sociales acaba creando un mecanismo generador de ansiedad, soledad y depresión debido a la falta de recepción de la recompensa esperada, la aceptación «virtual».

Así, las redes sociales, acaban convirtiéndose en una fuente inagotable de dopamina, e incluso, pueden tener un efecto dañino al distorsionar la imagen que tenemos de nosotros mismos. Si bien las redes sociales nos facilitan la conexión con nuestro entorno pueden, paralelamente, hacernos sentir aislados, reducir nuestra confianza y disminuir nuestra sensación general de bienestar.

Tratamiento de las adicciones en A. Mas Terapia

En definitiva, debemos saber que la dopamina no genera adicción de forma directa, sino que generan adicción aquellas acciones que liberan dopamina en cantidades extremas. Como consecuencia, desequilibran nuestras redes cerebrales relacionadas con el sistema de recompensa.

Si crees que puedes estar desarrollando una adición, contáctanos y podremos ayudarte a encontrar una solución.  En nuestro A. Mas Terapia, creemos que siempre hay una solución para acabar con cualquier tipo de adicción. Nuestros profesionales adaptan el tratamiento a cada paciente para que se sientan acompañados y acogidos en cada momento del tratamiento.