Cómo dejar el juego y las apuestas
Actualmente en nuestra sociedad la industria del ocio es la principal fuerza económica que genera miles de millones cada año. Crece de forma constante y exponencialmente en cada nuevo período. Cada vez hay más servicios y productos dedicados al entretenimiento, y más personas dispuestas a pagar por ello. No obstante, no existe un control suficiente para regular todas estas actividades y la forma en que afecta a cada persona. Por eso, distinguir realmente entre pasatiempo y ludopatía se vuelve una tarea complicada. Para saber cómo dejar el juego, hay que definir antes qué significa sufrir esta enfermedad.
Aumento de la ludopatía en la sociedad
Tradicionalmente, la adicción al juego se relacionaba con las máquinas tragaperras, las apuestas deportivas o los juegos de azar. Sin embargo, desde la irrupción de internet y las nuevas tecnologías, como los teléfonos inteligentes o las videoconsolas, el panorama ha cambiado. Ahora hay más contenidos de entretenimiento capaces de generar adicción y diseñados para una gran diversidad de públicos. Con lo que, la gente que se pregunta cómo dejar el juego cada vez es mayor. Entre ésta, los jóvenes y especialmente los adolescentes son los principales protagonistas, donde la industria del juego ha encontrado un filón.
De entre todo el contenido de entretenimiento actual que se produce, hay que saber distinguir el de consumo habitual del que puede inducir a la ludopatía. A pesar de que tanto su formato como la variedad de canales donde distribuirlos se ha multiplicado (casinos, medios de comunicación, casas de apuestas, dispositivos tecnológicos, etc.) hoy en día, hay una regla básica para detectar la enfermedad. Se trata de determinar si el juego o actividad puede o no generar adicción. Aunque cada caso personal es distinto, existen ciertos puntos en la práctica del ocio que permiten detectar esta posibilidad. Con los contenidos que van dirigidos especialmente a los jóvenes y menores, este análisis se vuelve más complejo debido a su alto consumo habitual de este tipo de productos y servicios.
¿Cómo detectar la ludopatía?
Para detectar la ludopatía en alguien debemos entender que se trata de una enfermedad. La persona afectada adopta el juego como su principal actividad, convirtiéndolo así en una necesidad. Con ello, se olvida de sus responsabilidades, necesidades básicas y su entorno social se resiente. Todos estos aspectos se trasladan consciente o inconscientemente a su personalidad, de modo que pueden detectarse si se presta atención. Algunos de sus síntomas más habituales son:
- Comportamiento nervioso cuando no puede jugar
- Ganas de apostar por cualquier cosa
- Anteponer el juego sobre cualquier otra actividad
- Mentir para cubrir el tiempo que pasa jugando
- Disminución de la productividad en el trabajo
- Problemas familiares cada vez más frecuentes
- Pérdida de amistades o de vínculos sociales importantes
- Cambios de humor repentinos hacia la negatividad
- Problemas económicos frecuentes
Si el adicto se pregunta cómo dejar el juego, entonces será consciente de que realmente existe un problema en su vida. Cuanto más tiempo pase antes de detectar la enfermedad e iniciar una rehabilitación, más compleja y difícil será resolver la situación. Por lo tanto, tiene tres posibles vías a su alcance para intentar dejar la adicción: Intentarlo por su parte, pedir ayuda a sus amigos y/o familiares o realizar terapia psicológica.
Cómo dejar el juego para prevenir la ludopatía
Nuestra cultura está fuertemente vinculada al juego y al ocio, por lo tanto, las apuestas y los locales dedicados a ello están socialmente aceptados. Este hecho significa que cada vez es más frecuente encontrar lugares donde se realiza este tipo de actividad. Y a menudo, los juegos de azar y todo lo relacionado con ello forma parte de la vida cotidiana de muchas personas. La clave para saber cómo dejar el juego se basa única y exclusivamente en conocernos a nosotros mismos y de lo que realmente somos capaces.
No hay ningún mal en pasar tiempo en las máquinas tragaperras, en juegos de casino u otras actividades vinculadas. Lo que hay que tener en cuenta, es que su interés o punto clave se basa en la emoción y la intriga, y en consecuencia, generan adicción. Por lo tanto, hay que conocer siempre el límite de tiempo que se puede pasar jugando de forma sana como actividad de entretenimiento. Superado este período puede considerarse que empieza a aparecer la adicción, y por lo tanto, puede ser perjudicial.
Conocer cómo dejar el juego en el momento correcto es fácil si se dispone de la información y la comunicación adecuadas. Ante todo, hay que averiguar todos los detalles sobre cómo una máquina o juego puede afectar a la personalidad, y buscar alternativas de ocio en caso necesario. Otra opción que puede funcionar satisfactoriamente es la de llevar un ritmo de vida ocupado. Con un horario más lleno de tareas y actividades, la persona tendrá menos tiempo libre para el descanso. En consecuencia, su motivación o su predisposición al juego serán inferiores y contará con menos probabilidades de que exista la adicción al juego.
Cómo dejar el juego: Tratamiento
A diferencia de otras adicciones, la ludopatía es una enfermedad puramente conductual. Sin embargo, sus efectos pueden llegar a ser tanto o más peligrosos que los provocados por sustancias tóxicas. El tratamiento para dejar el juego consiste en dos tipos de terapias que deben combinarse mutuamente.
En primer lugar, debe realizarse una terapia farmacológica con el fin de frenar los impulsos cognitivos. Mediante tratamientos que utilicen fármacos inhibidores, la persona puede aliviar su necesidad de jugar o apostar. De esta manera, puede acostumbrarse la mente a la nueva realidad y poco a poco adoptar una nueva actitud más responsable.
En segundo lugar, el tratamiento debe ir acompañado de una terapia conductual. El objetivo se basa en reforzar los hábitos positivos y reprimir los negativos. Es frecuente que este tipo de terapias se realicen en grupo o con el acompañamiento de personas cercanas al enfermo. De esta manera, se le ayuda a reconocer la existencia del problema y se aplica un control externo.
Con esta monitorización, el individuo tiene más probabilidades de dejar el juego, porque no cede tan fácilmente a la adicción al contar con su apoyo. Por otra parte, es común que con este proceso se acabe identificando la dependencia con una carencia en su personalidad. Por ejemplo, una falta de valores, poca autoestima o malas habilidades sociales.