Cómo ayudar a un hijo que fuma porros
La marihuana, habitualmente consumida en forma de porros es la droga ilegal más consumida entre los jóvenes y los adolescentes. Tomada de forma habitual, puede hacer que el desarrollo corporal del individuo se resienta. Además, también extiende sus efectos a problemas mentales y emocionales. Es por ello que los padres deben concienciar a sus hijos de las graves consecuencias que implica fumar porros.
Cómo conseguir que tu hijo no fume porros
Si un hijo ha tomado la iniciativa de fumar marihuana y no cuenta con la determinación suficiente para dejarlo, es el momento para que los padres tomen acciones al respecto. En este tipo de situaciones, debido al poco control con el que cuentan es normal estar preocupados y no saber cómo enfocarlo. Para ello, hay que tener en cuenta algunos aspectos antes de iniciar la comunicación con un hijo/a.
- No convertir la conversación en un enfrentamiento. Afrontar la situación con calma y tranquilidad. Hay que tratar el tema con total normalidad y no intentar imponer autoridad.
- Al pedirle los motivos de porqué fuma porros, hacerlo en un ambiente cálido y que genere confianza. De esta forma, se sentirá más cómodo para contar sus pensamientos y el porqué de sus motivaciones.
- Tener en cuenta la edad del hijo/a. Si se trata de un adolescente, por norma general será más reacio a iniciar la comunicación. La adolescencia es una etapa de la vida basada en la transgresión de las normas y la necesidad de aceptación por parte de un grupo.
- Si revela que consume marihuana para huir de los problemas, hay que hacerle entrar en razón. Se trata de un hecho que sólo agrava la situación y empeora su salud emocional. Por lo tanto, es necesario convencerle de la necesidad de tratar con un psicólogo para profundizar en sus problemas y canalizar sus frustraciones.
- La comunicación funciona mejor cuando el ambiente familiar es positivo. Las tensiones, las riñas y la desconfianza dificultan la capacidad para sincerarse y afrontar cualquier situación poco habitual. Para mediar con problemas de consumo de drogas es mejor que el menor se sienta a gusto y comprendido en su entorno familiar.
Mi hijo fuma porros y no quiere dejarlo
Cuando un hijo tiene problemas para dejar su adicción, son los padres y sus familiares más cercanos quien deben responder por él para poder resolver la situación. Es habitual que la persona que consume marihuana no sea consciente de su estado o no quiera aceptar la realidad, a pesar de que se trate de un hábito frecuente.
Por lo tanto, para evitar que su dependencia llegue a convertirse en algo más grave, éstos deben tomar medidas de prevención para reducir su consumo o cantidad periódica. Por ello, las acciones que se lleven a cabo deben responder siempre a motivos de salud tanto para el adicto como para los demás que puedan verse envueltos.
Hay que tener en cuenta que, cuando se realiza la mediación con el hijo que fuma porros siempre interviene el aspecto emocional. Se trata de un tema complejo donde confluyen visiones distintas de la realidad, estilos de vida diferentes y razonamientos basados en la experiencia personal. Con lo cual, el menor siempre será reticente a afrontar su situación y rehusará cualquier propuesta vinculada a su adicción que se le pueda sugerir explícitamente.
Para ayudar a un hijo a dejar de fumar porros, existen algunas acciones que NO deben realizarse si no existe una aceptación previa. De lo contrario, pueden dificultar cualquier vía para conseguir la rehabilitación del menor:
- Pedir que la persona dependiente se haga un tratamiento toxicológico
- Enquistar el tema: Olvidarlo sin iniciar ningún tipo de comunicación con la esperanza de que se solucione solo
- Menospreciar la situación: No tomarse la cuestión en serio puede llevar a una visión sesgada de la realidad. Con ello sólo se conseguirá agravar los hechos y crear una percepción de beneplácito por parte de la familia
- Actuar como amigos: Los padres no deben perder nunca de vista su peso dentro de la jerarquía familiar. El rol que deben desempeñar es el de responsables del menor, a pesar de la confianza y nivel comunicativo que puedan tener
- Dramatizar la situación: No hay que llevar nunca el tema hacia un extremo de consecuencias dramáticas. De lo contrario, el hijo puede cerrarse en banda e ignorar cualquier mensaje de sus padres. Hay que ceñirse siempre a los hechos y a la realidad
- Evitar el autoritarismo: Hacer uso de la autoridad con la que cuentan los padres mediante órdenes o amenazas es contraproducente. Por norma general, los adolescentes son rebeldes y no les gusta que les digan cómo llevar su vida. Por este camino puede producirse una reacción contraria a una posible solución
- Valorar su estado emocional: El apoyo, la confianza o la comunicación positiva y constructiva siempre son las mejores herramientas. El desprecio y la humillación pueden agravar los hechos considerablemente
- Tenerlo bajo control: Intentar averiguar con quién se relaciona, donde guarda los porros o dónde consume son acciones que pueden llevar a una situación conflictiva. Debe ser el hijo quien quiera sincerarse y proporcionar la información libremente
La terapia es una buena solución para las personas adictas. Mediante algunas sesiones de apoyo psicológico y emocional, tanto la persona que consume como sus familiares pueden recuperar una vida normal y dejar atrás la adicción.